miércoles, 25 de noviembre de 2009

25 de NOVIEMBRE: Día de la NO Violencia Contra la MUJER!!!!!

Tan simple como la igualdad

Existe una verdadera preocupación social acerca de que la violencia contra la mujer es un obstáculo permanente para el logro de la paz, el desarrollo y la igualdad. Muchas instituciones manifiestan esta preocupación en diferentes áreas.

Los problemas que acarrea cierta discriminación o violencia contra las mujeres son infinitamente abarcativos. Quizás desde el lugar en el que estamos nos resulte difícil entender ciertas situaciones injustas. Y según cada caso en particular, pueden llegar a ser muy graves las consecuencias que una determinada política o forma de ser trae aparejada. Sólo con ponerse a pensar en forma abierta y yendo más allá de nuestro mundillo cotidiano, comienzan a aparecer infinidad de ejemplos y vivencias que, imaginamos, deben de hacer muy complicada la vida.

Hagamos una reflexión, e imaginemos al azar la vida de las mujeres indígenas en distintas partes del mundo, dentro de sus tribus.

Otra: ¿cómo será un día en la vida de una mujer refugiada, que debe ocultarse y someterse a poderes o gobernantes incomprensibles para salvar su vida?

Sigamos imaginando. La lista puede llegar a ser muy larga: las que viven apartadas en el campo, las mujeres internadas por razones de salud mental, las detenidas en cárceles, las indigentes, las niñas, las ancianas, las mujeres en guerras...

Si a todas estas mujeres la vida se les puede hacer muy pero muy difícil, se nos acabarían las palabras si pensamos en las mujeres discapacitadas que pasan por estas mismas situaciones.

¿Puede ser tan complicada la solución? No. La solución sería tan simple como pensar en un plano de igualdad entre el hombre y la mujer. La solución sería tan simple como sumar a cada una de las situaciones mencionadas el sencillo concepto de humanidad.

Las Naciones Unidas y la mujer

De manera universal se entiende por “violencia contra la mujer” todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino, que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o sicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada.

El instrumento rector por excelencia acerca de este tema es la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer, emitida el 20 de diciembre de 1993. En su artículo cuarto dice que los estados deben condenar la violencia contra la mujer y no invocar ninguna costumbre, tradición o consideración religiosa para eludir esa obligación.

Además, la proclama aconseja a los Estados la aplicación de políticas encaminadas a eliminar la violencia contra la mujer recordando sus derechos fundamentales:

- El derecho a la vida.
- A la igualdad.
- A la libertad y seguridad de la persona.
- A igual protección ante la ley.
- A librarse de toda forma de discriminación.
- Al mayor grado de salud física y mental que se pueda alcanzar.
- A condiciones justas de trabajo y favorables.
- A no ser sometida a tortura, ni a tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes.



HAGAMOS ALGO!!!!!!! Basta de indiferencia y diferencias.....LORE

miércoles, 11 de noviembre de 2009


Fragmento del libro "La revolución de las madres" de Laura Gutman. Porque ser mamá es toda una revolución...




"La nuestra es una revolución silenciosa, amorosa y pacífica. Es una revolución

doméstica, en el sentido más sublime del término. Es un cambio cotidiano, permanente,

cariñoso, tierno y compartido.

Hacemos la revolución cada mañana cuando despertamos sudando envueltas en el

cuerpo del niño pequeño. Cuando la divinidad femenina se hace presente a través del

alimento que ofrecemos. Cuando organizamos los rituales familiares de comida, baño,

limpieza, orden, palabras, explicaciones, verdades nombradas, diálogos abiertos,

comprensiones compartidas y sueños soñados. Cuando somos anfitrionas de las

celebraciones. Cuando cada día compartido y cada noche de descanso hacen parte de la

nutrición afectiva. Cuando brindamos porque estamos vivos. Cuando el poder

susurrante del agua nos adormece, y el poder hipnótico del fuego nos vitaliza.

La revolución de las madres acontece cuando nos dejamos fluir por la energía de las

trece lunas de cada año. Cuando nutrimos, alimentamos, sanamos, atendemos,

esperamos y estamos abiertas y receptivas para con los demás.

No importa que hayamos tenido vidas difíciles. Cada día es una nueva oportunidad para

mirar a un niño, y saber que está deseoso de alimentarse con nuestra sustancia materna.

Tampoco importa si se trata de un hijo propio o un hijo ajeno, porque ellos siempre

permanecerán receptivos a los cuidados amorosos. Todos los niños saben que existe un

ámbito generoso y caliente latiendo en el corazón de cada madre, potencialmente útil y

nutritivo para ellos."





Gracias MALENA por darme la dicha.........


lunes, 2 de noviembre de 2009

El ser Feminista según Florence Thomas


Soy feminista


Nunca he declarado la guerra a los hombres; no declaro la guerra a nadie, cambio la vida: soy feminista. No soy ni amargada ni insatisfecha: me gusta el humor, la risa, pero sé también compartir los duelos de las miles de mujeres víctimas de violencia: soy feminista. Me gusta con locura la libertad más no el libertinaje: soy feminista.

No soy pro-abortista, soy pro-opción porque conozco a las mujeres y creo en su enorme responsabilidad: soy feminista. No soy lesbiana, y si lo fuera ¿cuál sería el problema? Soy feminista. Soy feminista porque no quiero morir indignada. Soy feminista y defenderé hasta donde puedo hacerlo a las mujeres, a su derecho a una vida libre de violencias.

Soy feminista porque creo que hoy día el feminismo representa uno de los últimos humanismos en esta tierra desolada y porque he apostado a un mundo mixto hecho de hombres y mujeres que no tienen la misma manera de habitar el mundo, de interpretarlo y de actuar sobre él.

Soy feminista porque me gusta provocar debates desde donde puedo hacerlo. Soy feminista para mover ideas y poner a circular conceptos; para deconstruir viejos discursos y narrativas, para desmontar mitos y estereotipos, derrumbar roles prescritos e imaginarios prestados.

Soy feminista para defender también a los sujetos inesperados y su reconocimiento como sujetos de derecho, para gays, lesbianas y transgeneristas, para ancianos y ancianas, para niños y niñas, para indígenas y afrodescendientes y para todas las mujeres que no quieren parir un solo hijo más para la guerra.

Soy feminista y escribo para las mujeres que no tienen voces, para todas las mujeres, desde sus incontestables semejanzas y sus evidentes diferencias. Soy feminista porque el feminismo es un movimiento que me permite pensar también en nuestras hermanas afganas, ruandesas, croatas, iraníes, que me permite pensar en las niñas africanas cuyo clítoris ha sido extirpado, en todas las mujeres que son obligadas a cubrirse de velos, en todas las mujeres del mundo maltratadas, víctimas de abusos, violadas y en todas las que han pagado con su vida esta peste mundial llamada misoginia. Sí, soy feminista para que podamos oír otras voces, para aprender a escribir el guión humano desde la complejidad, la diversidad y la pluralidad.

Soy feminista para mover la razón e impedir que se fosilice en un discurso estéril al amor. Soy feminista para reconciliar razón y emoción y participar humildemente en la construcción de sujetos sentipensantes como los llama Eduardo Galeano. Soy feminista y defiendo una epistemología que acepte la complejidad, las ambigüedades, las incertidumbres y la sospecha.

Sé hoy que no existe verdad única, Historia con H mayúscula, ni Sujeto universal. Existen verdades, relatos y contingencias; existen, al lado de la historia oficial tradicionalmente escrita por los hombres, historias no oficiales, historias de las vidas privadas, historias de vida que nos enseñan tanto sobre la otra cara del mundo, tal vez su cara más humana.

En fin soy feminista tratando de atravesar críticamente una moral patriarcal de las exclusiones, de los exilios, de las orfandades y de las guerras, una moral que nos gobierna desde hace siglos. Trato de ser feminista en el contexto de una modernidad que cumple por fin sus promesas para todos y todas.

Como dice Gilles Deleuze “siempre se escribe para dar vida, para liberarla cuando se encuentra prisionera, para trazar líneas de huida”. Sí, trato de trazar para las mujeres de este país líneas de huida que pasen por la utopía. Porque creo que un día existirá en el mundo entero un lugar para las mujeres, para sus palabras, sus voces, sus reivindicaciones, sus desequilibrios, sus desórdenes, sus afirmaciones en cuanto seres equivalentes políticamente a los hombres y diferentes existencialmente.

Un día, no muy lejano, espero, dejaremos de atraer e inquietar a los hombres; dejaremos de escindirnos en madres o putas, en Marías o Evas, imágenes que alimentaron durante siglos los imaginarios patriarcales; habremos aprendido a realizar alianzas entre lo que representa María y lo que significa Eva. Habremos aprendido a ser mujeres, simplemente mujeres. Ni santas, ni brujas; ni putas, ni vírgenes; ni sumisas, ni histéricas, sino mujeres, resignificando ese concepto, llenándolo de múltiples contenidos capaces de reflejar novedosas prácticas de sí que nuestra revolución nos entregó; mujeres que no necesiten más ni amos, ni maridos, sino nuevos compañeros dispuestos a intentar reconciliarse con ellas desde el reconocimiento imprescindible de la soledad y la necesidad imperiosa del amor.

Por esto repito tantas veces que ser mujer hoy es romper con los viejos modelos esperados para nosotras, es no reconocerse en lo ya pensado para nosotras, es extraviarse como lo expresaba tan bellamente esta feminista italiana Alessandra Bocchetti. Sí, no reconocerse en lo ya pensado para nosotras. Por esto soy una extraviada, soy feminista. Y lo soy con el derecho también a equivocarme.




Florence Thomas
Cofundadora del grupo Mujer y Sociedad
FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS
COLOMBIA